El nuevo reglamento en materia de contaminación acústica que está ultimando la Consejería de Medio Ambiente y que será aprobado el próximo otoño obliga a todos los ayuntamientos andaluces, sin excepción, a elaborar unas ordenanzas municipales específicas. Ésa es una de las principales novedades que aporta el documento redactado por la Dirección General de Cambio Climático y Medio Ambiente Urbano, al frente de la cual está José Fiscal. En declaraciones a ABC, señaló que en el caso de que los municipios pequeños no dispongan de medios para cumplir eser cometido, será la Junta la que les preste la colaboración que precisen.
El nuevo reglamento, indicó Fiscal, es un compendio de todas las normativas tanto comunitarias como nacionales para su aplicación en Andalucía, aunque teniendo en cuenta las peculiaridades de la Comunidad.
El director general destacó que el consejero José Juan Díaz Trillo, desde su toma de posesión, tiene un especial interés por potenciar el denominado medio ambiente urbano, y en ese contexto, minimizar las molestias que causa la contaminación acústica está entre sus prioridades.
Del ámbito de aplicación del reglamento quedan excluidas las actividades militares, la actividad laboral (que tiene una legislación específica) y las actividades domésticas o comportamiento de los vecinos cuando la contaminación acústica producida por aquéllos se mantenga dentro de los límites tolerables de conformidad con las ordenanzas municipales y usos locales.
Se establece un instrumento de evaluación de la calidad acústica, los mapas de ruido, dividiéndolos en: mapas estratégicos (aglomeraciones, grandes ejes viarios y ferroviarios y grandes aeropuertos; mapas singulares (áreas de sensibililad acústica donde se compruebe el incumplimiento de los objetivos de calidad acústica), y otros mapas, en ámbitos distintos a los anteriores.
Los instrumentos de gestión serán las áreas de sensibilidad acústica, en función del uso del suelo, con la siguiente tipología: uso residencial, predominio de suelo industrial, predominio de uso recreativo y de espectáculos, uso turístico, sanitario, sectores afectados por infraestructuras de transportes y espacios naturales que requieran una especial protección.
El reglamento fijará unos valores límites de contaminación acústica para exigir que se cumplan los estándares de calidad, contempla un régimen disciplinario y un sistema de control a base de inspecciones, instalación de limitadores de ruido, estudios acústicos y certificaciones previas a la puesta en marcha de de determinadas actividades o instalaciones. Zonas de «movida», terrazas y veladores y los sistemas sonoros de los vehículos de motor destinados a servicios de urgencia son algunos de los campos de actuación que recoge el nuevo reglamento.
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